Recibiendo información de algunas personas amorosísimas que conocimos en el camino relacionadas con el mundo del café, nos enseñaron cómo hacer café de la forma más simple, este proceso no es el exacto ni menos el usado en la industria pero queríamos probar nuestro propio café...
Frutos del café
Los colorados son los maduros que se cosechan.
Dentro cada fruto vienen dos granitos de café cubiertos por una capa babosa. Para sacar los granos se utiliza una maquina despulpadora, nosotrxs lo hicimos a mano.
Luego viene el proceso de secado y los dejamos secar al sol como una semana sobre la guantera de la combi. Quedan como los de la izquierda, la capa babosa queda como una cáscara pálida que le dicen pergamino.
Le pelamos toda esa cascarilla y quedaron los granos grises (de la derecha) listos para tostar.
En una olla a fuego lento revolviendo constantemente los tostamos, depende el calor y el color que va tomando son distintos tipos de café.
Usando mi dado de orfebrería como mortero molimos el café.
Esta cantidad obtuvimos, listo para la cafetera.
Dos tacitas y se nos fue el café!!!!, nos quedó suave y con un rico aroma ¡¡mmmmm!!!... Nos saltamos todo el proceso adecuado para lograr un café de mejor calidad pero quisimos probar y nos resultó, desayunamos con nuestra propia cosecha y procedimiento de café. ¡¡Feliz!!!!
De Popayán fuimos camino a San Agustín pasando por la reserva nacional Puracé, el camino es de ripio con varios hoyos y muy lluvioso, nos demoramos sus buenas horas en cruzarlo para llegar a San Agustín. La idea de volver a pasar por este pueblo era para salir de Colombia por el paso de La Hormiga y no por Ipiales que fue por donde entramos, así nos evitamos bajar y subir de nuevo para no forzar al chaski y conocemos más.
En San Agustín paramos en un hostal donde lavamos ropa, nos duchamos con agua caliente, es muy fresca esta zona, vimos unas pelis y comimos rico.
Almuerzo en San agustín con vino chileno. mmmmmmm!!!!!
Nuestro destino principal al ir hacia Mocoa era conocer la Cascada Fin del Mundo o cascada Dantayaco, queda en la ruta a villa Garzón. Comienza la caminata y primero cruzamos el caudaloso río Mocoa, le sigue la exuberante vegetación de la selva, húmeda, con sonidos de aves y variadas mariposas en el camino, más adelante aparecen unas pequeñas cascadas y lagunas para refrescarse. Por un momento nos agarró una lluvia intensa, bellísimo lugar escondido, pasado una hora aproximada de caminata llegamos a la famosa cascada y da vértigo de veras.
De todas las mariposas que vi, ésta me encantó!!!.
Cascada Fin del Mundo.
Jury, nuestra compañera de viaje por algunos días.
Mide 70 metros.
Un videito para que se hagan una idea, hermosísimo lugar!!!!!
Saliendo de Colombia.
Con mucha emoción nos despedimos de Colombia... antes de llegar acá, cruzarle parecía solo un tramite para entrar a Venezuela, hasta un poco de susto nos daba... Fue lo mejor no poder pasar a Venezuela ya que pudimos darle la vuelta a este país y nos vamos con el corazón lleno de amor, ¡una maravillosa experiencia!!!, tanto amor que recibimos!!!!!!.. Las personas de acá deben ser las más amistosas de toda América, son lo más hospitalarixs, buena onda, sencillxs, desprendidxs, cariñosxs, alegres, entretenidxs, etc, etc, que hayamos conocido jamás. Si tuvieran vino tinto bueno y barato y marraquetas yo me quedo.
Colombia se nos queda en el corazón, ya es parte de nosotrxs, su gente es maravillosa ¡¡¡AMAMOS COLOMBIA!!!!, ya me resulta inefable...
Continuamos la ruta!!! eheheheheheh!!! renovadxs, con toda la energía y mucha confianza, en Colombia nos sentimos como en casa!!!
Primero nos desviamos un poco al oriente para ir a conocer el pueblo de Guatapé, nos habían contado lo pintoresco que es junto con la piedra del Peñol.
Plaza de Guatapé.
Las alcaldías de estos pueblos son muy estilosas.
Paseito en el centro.
Todas las casas, todas incluyendo las de servicios públicos tienen estas pinturas en la parte baja de sus fachadas,Zócalos, cuentan la historia del pueblo y su cotidianidad.
Al fondo el Peñol de Guatapé, es una gran piedra de 220 metros y le hicieron una escalera de 740 escalones para llegar a la cumbre.
Pasamos a Manizales sólo a conocer esta escultura tributo a Simón Bolívar donde se le representa como un cóndor. En la plaza Bolivar.¡¡Espectacular!!!
Nuestra ruta continuó hacia el eje cafetero, departamento del Quindío, nos comentaron otros viajeros que las ciudades principales no tienen mayor atractivo, los alrededores y sus pueblitos son más interesantes por eso llegamos a Salento, cerca de Armenia.
Calle Real, Salento. Hay tiendas de artesanías y restaurantes.
Nuestro hogar en Salento, junto a viajerxs argentinxs, Daniela y Sebastián.
En Salento llegamos a la aldea de artesanos, nos recibieron súper, nos dejaron parquear en el estacionamiento, pasamos una noche allí y al siguiente día por medio de un artesano: Grati, orfebre, nos conseguimos quedar en una finca, como se aprecia en la foto, lugar muy tranquilo y con acceso a un baño.Nos quedamos una semana. Grati y su familia nos convidaron ducha, espacio para vender y hasta me laminó plata ¡¡¡un amor!!!!, fueron muy pero muy amables junto a otros artesanos, Alejandro que trabaja con reciclaje nos regaló un zapallo (auyama) de su huerta.
Con mi zapallo, días después hicimos sopaipillas.
Salento de noche y sin turistas.
Valle de Cocora:
Cerca de Salento nos fuimos a conocer este valle, el destino principal era visitar una reserva de colibrís que se encuentra a un par de horas a pie. Comenzamos nuestra caminata alrededor de las Palmas de Cera, árbol nacional, miden hasta 60 metros.
Hasta que llegamos a la Reserva natural Acaime, el Mauri estaba fascinado, vimos muchos colibrís de diferentes portes y colores, con colas cortas y largas, ¡¡¡una maravilla!!!
Familia de Cusumbos en la reserva
Caminando de vuelta por la reserva.
Nos encontramos con nuestrxs amigxs viajerxs que conocimos en Santa Elena, Sandra y Manu.
Atardecer desde la finca en Salento
Despidiéndonos de Daniela y Sebastián con quienes compartimos una semana en Salento, ellxs siguen ruta para el norte, nosotrxs para el sur...
Seguimos ruta y pasamos por el pueblo de Quimbaya, de paso conocimos a una chica, Martha, quien vive hace muchos años en Valparaiso, nos invitó a almorzar y junto a su compañero Javier pasamos una tarde muy agradable donde también nos enseñaron el proceso del café.
Junto a Martha, Javier y su pequeño sobrino en Quimbaya.
Aprendiendo del café junto a Javier y Martha.
Estos frutos contienen los granitos de café
Granos amarillos
Granos colorados
Muchas matas de café.
Pasamos unos días frente al Lago Calima, conocimos a una familia viajera de Bolivia.
Lago Calima
Con la familia de Bolivia en su Combicine, daban peliculas para niñxs.
El pequeñito de la familia, no se quería bajar del techo.
Después de pasar por Cali a ver mecánico fuimos a conocer el Parque Pance.
Al fondo muchas guaduas, son parecidas al bambú.
Llegando a Popayán, nos encantó, no es turística y sus habitantes llevan una vida muy relajada.